domingo, 31 de mayo de 2009

El club




Fui por curiosidad y con muchos nervios, como todo lo que experimentamos por primera vez; llegamos mi amigo y yo a la puerta y tocamos el timbre, nos abrieron y penetramos en un lugar casi en penumbras, bastante sórdido por cierto.
Nos recibió una señora, digo eso porque era mayor que yo, y nos preguntó si era la primera vez que veníamos a un sitio así, al decirle que sí nos enseñó el local, que por cierto era muy grande, había habitaciones oscuras, sauna, camas enormes y apartados donde acostarse y cerrar la puerta, ventanas indiscretas, agujeros en las paredes y dos barras independientes de bar, una, según me dijo, era sólo para parejas y la otra para todo el mundo.
A decir verdad que aquello me parecía, y parece aún, un puticlub. Estuve por salir corriendo de allí, pero viendo a mi pareja tan interesada en aquello decidí esperar a ver como se interrelacionaban todas aquellas personas.
Siempre me dejo sorprender por la vida, no me gusta estar de vuelta de nada, es bonito experimentar todo lo que nos rodea, así de sorpresa, sin estar prevenida ante nada.
Ya tarde nos decidimos, por fin, a hacer una expedición por aquellos pasillos tan en penumbra y cogida de la mano de mi hombre me sentía como Alicia en el país de las maravillas y, sin saber la razón, muy excitada.
Entramos en una habitación que estaba tras una cortina, nos abrazamos y nos besamos y de repente sentí una mano que me acariciaba el culo, mi primera reacción fue dar un salto, pero mi acompañante me dijo al oído: ‘Tranquila, no te preocupes y déjate hacer’. El corazón se me salía por la boca mientras aquella mano me tocaba todo el cuerpo, después sentí como me abrazaba por atrás y entonces, mientras el desconocido me besaba el cuello, mi amigo me hizo dar la vuelta lentamente.
De repente me encontré a un hombre más alto que yo, yo soy bastante alta, sobre todo con tacones, que estaba bastante bien, nos miramos por primera vez a los ojos, le pasé los brazos por el cuello y comenzamos a besarnos mientras nuestras manos buscaban con impaciencia el sexo del otro.
Estuvimos así un rato, hasta que mi amigo nos dijo que era mejor irnos a un sitio más íntimo. Entramos en uno de los cuartuchos y cerramos la puerta, mientras nos desnudábamos hasta quedar sin nada los tres, me tendí en la cama y sentí como me recorría todo mi cuerpo la lengua del desconocido, mientras mi amigo miraba masturbándose. Cerré los ojos y anidé entre mis piernas a mi amante ocasional, se puso un preservativo y me penetró hasta lo más hondo con movimientos muy bien llevados.
Llegué más pronto de lo deseado al orgasmo mientras le decía que se corriera el también, me excitaba más pensar que estaba disfrutando conmigo que casi mi propio placer.
Terminamos, mi amigo, cuando me separé, se puso a mi espalda y me folló mientras yo besaba y acariciaba al desconocido.
Al terminar nos vestimos y en la misma puerta nos despedimos, sólo le pregunté su nombre, y no le he vuelto a ver.
Desde entonces vamos algunas veces a ese lugar y me satisfago con mis amigos ocasionales que tanto me excitan.


viernes, 29 de mayo de 2009

Mi sexo




Hace algún tiempo descubrí una cana en mi sexo, es una herencia genética el tener pelos blancos desde muy jóvenes en la familia, algo que me afectó mucho, tanto que hizo que perdiera algo de mi libido durante algún tiempo pese a que me lo había quitado con una pinza, lógico si se piensa que con treinta y pocos años se puede mostrar lo más íntimo de una mujer joven con la apariencia de mujer mayor.
Un día decidí afeitarme y creo que fue una de las mejores decisiones de mi vida porque de repente, al mirarme al espejo, pude comprobar que era excitante el ver como asomaba entre mis labios mayores, que tengo bien desarrollados, mi clítoris. Al tacto era muy suave y me sentía más limpia y verdaderamente desnuda.
Recuerdo esa tarde como muy placentera porque me sentía muy caliente, tanto que llamé por teléfono a mi amante de turno, quería saber cual sería su reacción al verme así, estaba segura que se excitaría tanto como yo.
Cuando llegué a su piso tenía las braguitas mojadas, el roce al andar o el pensamiento de ir afeitada me había estimulado muchísimo.
Recuerdo su cara de sorpresa cuando me lo acarició y como de repente se desató toda la tormenta contenida, era tanto el deseo que nos olvidamos del preservativo, lo hicimos con locura, había descubierto que lo tenía así muy sensible, incluso al terminar me causaba placer el sentir como salía su semen acariciándome.
Desde entonces no he vuelto a tener pelos, no se ni mi importa si tengo canas, lo tengo afeitado desde hace años.
La foto que acompaña a este comentario es mía.


lunes, 25 de mayo de 2009

SUEÑOS GALÁCTICOS


Despegar una noche
para no volver,
lentamente,
en silencio,
sin una despedida,
hasta convertirme
en una estrella errante
y clavarme en el corazón
de todos los dioses.



Como declaración de princìpios he de decir que aún no se que contendrá este blog, mi intención es la de descargar en él mis sensaciones de mujer casada y libre, donde lo onírico y la realidad se fundan en una fantasía.

Hablaré de amor y desamor, de sexo y de sueños sin intentar hacer un cuadro de mi vida, sólo bocetos y algunas veces garabatos.

Las fotos serán trabajadas por mi haciendo composiciones mías o bajadas de la red, pero nunca, porque no es mi estilo, trasladadas tal cual las encuentre, me gusta soñar con otras realidades apartir de hechos concretos.