martes, 30 de junio de 2009

Te amo


Me permito escapar para decirte que te amo, sin lunas ni amapolas, te amo así tal como soy o como me has hecho, como nos hemos transformado en un único cuerpo, con la cotidianidad y nuestra monotonía de caminantes perdidos entre venas que sangran.
Conozco tu cuerpo mejor que el mío y aún así siempre te descubro como algo nuevo al acariciarte en busca de tu alma, intentando con las yemas de los dedos echar raíces dentro de ti y ser dos árboles que se funden en uno.
Te amo tanto que ya no sueño, sólo aquí, en silencio, grito tu nombre y el silencio me devuelve el eco de tu nombre; cierro los ojos y corro entre tinieblas, porque cuando no estás a mi lado me traga el desierto de la nada que me dejas.Ahora cuando vuelvas te miraré y no te contaré nada de mi orfandad porque de repente la casa se llenará de nuevo de risas y volveré a ser como soy, sin amapolas y sin lunas, tal y como nos hemos hecho.

Casi una experiencia religiosa


Mi primera experiencia con un negro creo que es digna de contar porque me dejó marcada y desde entonces cada vez que veo uno por la calle o en cualquier sitio me excito.
Fue en Portugal unas vacaciones, todavía era muy joven y con poca experiencia, estaba en una discoteca y el estaba con unos amigos, como soy alta rápidamente se fijó en mi, siempre fui bastante llamativa. Como iba acompañada por otros amigos sólo nos mirábamos, hasta que uno de sus amigos se me acercó y me dio un papelito con un número de teléfono y me hizo una señal como que era de su parte.
A decir verdad es que no me lo pensé demasiado y desde el servicio llamé, era él, hablamos como pudimos para entendernos y me dijo que si nos dábamos una vuelta, le deje que sí y al salir estaba ya en la puerta de los servicios esperándome, nos saludamos y sin que mis amigos se dieran cuenta salimos a la calle.
Paseamos casi sin hablar, el hablaba un portugués tan cerrado que casi no nos podíamos entender, tomamos una copa en un bar y después me dijo que si me acompañaba al hotel. Subimos en su coche y paramos en el aparcamiento, allí estuvimos un rato, me cogió la mano y al rato nos estábamos besando, salí del coche y me dijo que mejor, para que nadie nos viera, nos sentáramos en la parte trasera, así lo hicimos y seguimos besándonos. Tenía una boca muy carnosa y su piel olía a pimienta.
De los besos comenzamos a acariciarnos y yo viendo como iba a terminar la cosa me dejé hacer hasta que le di la espalda; el me seguía tocando y yo de verdad que jamás me había sentido tan caliente. Se la sacó y comenzó a penetrarme, la tenía como yo imaginaba que era la de los negros, grande y gorda.
Se corrió al poco de meterla y a mi no me había dado tiempo de terminar, lo que me dejó aún peor que antes porque estaba cumpliendo una de mis fantasías.
Al llegar al hotel sentía su leche como salía y me masturbé una y otra vez pensando en lo que había tenido dentro, hasta que me quedé dormida y con dolor en el clítoris.
No volví a verlo más pero fue mi fantasía durante meses.
Aconsejo probar a un hombre de color.


Me gusta hacerlo, es como algo nuevo que he descubierto y que necesito, cada hombre es un mundo por explorar, cada forma de besar es como entrar en otras galaxias.
El sábado tengo otra cita, sólo estuve una vez con el y me gustó bastante, tengo ganas de verlo de nuevo.

domingo, 28 de junio de 2009

La Vía Láctea


Magnífica noche la de ayer, por fin estuvimos en el club de intercambios y no me puedo quejar de los resultados.
Por la tarde, antes de salir, estaba muy nerviosa, como si fuera a examinarme pero una vez que llegamos al sitio comencé a tranquilizarme.
El local estaba bastante bien de hombres y como esperaba varios no me quitaban ojo de encima, de modo que nada más ir a dar un paseo por los pasillos varios nos siguieron. Uno de ellos, el más avispado, pronto me echó mano al culo y comenzó a tocarlo mientras andaba, así que me dejé hacer mientras mis pasos cada vez eran más lentos. Llegamos a una de las puertas donde hay camas y sin pensarlo dos veces entré con mi pareja y el que me tocaba, cerramos y comenzamos a besarnos y acariciarnos. Al rato ya estábamos desnudos y follando en la cama, aunque he de decir que no cumplía mis expectativas, era demasiado joven e inexperto, lo hacía sin hablar y de forma rudimentaria y simple. Se corrió y casi ni nos despedimos.
Volvimos a la barra del bar y había uno que me gustaba, era alto y no me quitaba ojo de encima, si yo lo miraba no era capaz de mantenerla, pero de reojo veía como estaba muy pendiente de mi. Nos dimos otro nuevo paseo por otro sitio y de repente, como salido de la nada me lo encontré abrazado a mí por la espalda, debo de confesar que me dio mucha alegría.
Me besaba el cuello y sentía su polla dura como la refregaba, así que di la vuelta y nos entrelazamos en un abrazo muy caluroso. He de decir que yo iba sin ropa interior, así que nada más levantarme la falda y tocar mi piel se puso el pobre peor. Entramos en otra habitación y no me dejaba ni respirar, me besaba, se desnudaba y me desnudaba. Ya sin ropa tuve la grata sorpresa de comprobar que la tenía bastante gorda, así que ya no me resistí más. Me la ponía entre las piernas e intentaba penetrarme sin preservativo, hasta que consiguió tumbarme en la cama. Aquello se convirtió en una lucha, entre él me la quería meter y yo que estaba muy, pero que muy, caliente consiguió una pequeña penetración que por poco me corre. Por fin se puso el condón y eso fue lo definitivo porque consiguió sus objetivos plenamente, haciéndome alcanzar un orgasmo de los bestiales. Cuando él terminó seguí con mi pareja y antes de que terminara con ella ya estaba que no paraba de tocarme y besarme, de modo que comenzamos de nuevo, así durante una agotadora hora.
Cuando terminamos salí agotada y nada más llegar a la barra del bar me encuentro al amigo con el que estuve el martes pasado, menuda sorpresa, y no era cosa de hacerle un feo, así que terminamos follando, eso sí, estuve mucho tiempo chupándosela, cuando terminamos nos vinimos para casa mi pareja y yo, estaba tan cansada que nada más caer en la cama me quedé profundamente dormida y esta mañana me dolía todo el cuerpo. En total vacié seis veces a cuatro hombres en tres horas, he batido mi record y me siento muy satisfecha, de ahí lo de la Vía Láctea.

jueves, 25 de junio de 2009

Un buen despertar




Lo pasé tan bien en la playa el fin de semana pasado que el recordarlo todavía me hace tener una sensación de plenitud en mi sexo, incluso creo que esta noche pasada soñé con algo relacionado con eso, aunque siempre me pasa lo mismo, olvido los sueños nada más despertar.
Estuvo bien el abrir los ojos y sentirme húmeda, así que fantaseando con lo del sábado me masturbé, al principio muy lentamente, hasta llegar a un orgasmos glorioso con la ayuda de mi consolador, después me gusta quedarme relajada y acariciándome el clítoris suavemente.
Buen comienzo del día.


martes, 23 de junio de 2009




Definitivamente la apuesta del sábado me está excitando más de lo esperado, sobre todo porque mi pareja me ha ‘castigado’ sin sexo hasta el día que vayamos al club, eso me exaspera, más por la prohibición que por la necesidad física, lo que hace que todo el día esté pensando en hacerlo.
Esta mañana me desperté temprano bastante calentita, así que me decidí a llamar a un amante de hace algún tiempo, tuve la suerte de dar con él y sobre todo de convencerlo sutilmente de mi deseo por quedar satisfecha, el pobre se tuvo que hacer 120 kms, más de hora y media de camino, para venir a verme un rato, eso sí, lo tenía más que motivado tras la charla telefónica.
Su llegada no pudo ser más triunfal y deseada, sobre todo porque lo recibí totalmente desnuda, se quedó casi de palo y nunca mejor dicho. De la puerta del piso al dormitorio casi lo hago en volandas porque me llevaba abrazada por la espalda todo el camino besándome sin descanso.
Fueron casi dos horas de sentirlo dentro mía, estaba tan agradecido que hasta repitió la jugada y la vedad es que tras su marcha hasta dolor, pero en mi bajo vientre seguía con gusto, estos castigos y apuestas me van a matar porque ahora sigo con más ganas de hacerlo.

lunes, 22 de junio de 2009


Me gusta hacer apuestas con mi pareja en cuestiones eróticas y sexuales, tiene algo de morbo y algo de riesgo, me excita tener que hacer algo que normalmente no haría y que debo de hacer, como es sentarme en un bar o en un paseo sin ropa interior y enseñarle, ‘sin darme cuenta’, mi sexo a un desconocido o rozarle mis pechos por la espalda a un hombre viendo un espectáculo donde hay mucho público.
Nos hemos apostado esta vez que el próximo sábado iremos al club y deberé follar con todo aquel que el me indique, sin hacer objeciones, dejándome hacer y siendo complaciente, como si fuera una puta.
Esas cosas me ponen a cien, me encienden y me dan la sensación de vértigo, como el que se tira desde un alto trampolín con la intención de caer en una lata de sardinas, de ahí el dibujo que acompaña a esta confesión.
Por una parte tengo temor y por otra estoy deseando que llegue el día y deseo que vayan hombres guapos y muchos, porque pienso pasármelo bomba.

jueves, 18 de junio de 2009

Y si Dios era Diosa?


Soy una atea recalcitrante, desde que tengo memoria jamás pude creer en religiones, con el tiempo me di cuenta que los pueblos con creencias profundas son los más intolerantes, los que imponen por la fuerza sus creencias y los ejemplos lo tenemos en la historia, tan llena de asesinatos en el nombre de los dioses.
Como este lugar no es un foro de creencias pues paso de largo sobre el tema y hago otro tipo de reflexión que más tiene que ver con la composición que está a la cabecera de lo que estás leyendo.
Imaginando hipotéticamente que Dios existiera la imagino mujer, ya que somos las hacedoras de vida. Ella creó el universo y, según la Biblia, creó un ser humano a su imagen y semejanza. Que semejanza puede haber entre un ente abstracto y su representación física? Evidentemente son sus cualidades las que se transforman en cuerpo físico. La mujer es protectora, paciente, soporta todo tipo de dolores y en su seno lleva todas las esperanzas de vida.
La Diosa creó a una hembra, pero se dio cuenta que ella no podía hacer todo, necesitaba el complemento que hiciera las tareas rutinarias, la criatura que tuviera la fuerza suficiente como para sustentar todo el entramado del experimento que acababa de hacer. Entonces creó al hombre para que cazara por ella, construyera sus casas para cobijarla del frío y las inclemencias del tiempo y al final la ayudara en la reproducción. Lo dotó de un aparato reproductor simple y no selectivo, en cambio a la mujer la creó con un aparato sexual sumamente complejo, ella, cada mes liberaría un óvulo para ser fecundado, haciéndola estéril cuando no tuviera edad para poder criar al nuevo ser humano; él por el contrario expulsaría millones de espermas en cada relación, de forma que sólo uno pudiera perpetuar la especie, precisamente el más fuerte y el que el óvulo eligiera.
La semejanza del vientre materno con el universo es, a mi punto de vista, impresionante, incluso la gestación es como viajar en una nave espacial por la postura y la ingravidez del feto.
Una mujer puede tener sexo con diez hombres y no quedar satisfecha del todo, un hombre entre diez mujeres sólo consigue hacer el ridículo.
Después llegaron los hombres y escribieron la Biblia a su imagen y semejanza, eso sí, con una sonrisa de complicidad entre las mujeres a sus espaldas.

lunes, 15 de junio de 2009

Sobre el verano y la playa


Este fin de semana me fui a una playa nudista sola, tenía ganas de experimentar la tranquilidad y el contacto con la naturaleza. Como el sitio ya lo conocía alquilé una habitación en un hotelito tranquilo, que regentan unos homosexuales viejos, y que tiene la entrada muy independiente, relativamente cerca de la playa.
La playa estaba, pese a mis previsiones, no muy llena de personas, se nota que está empezando la temporada de verano. Como me gusta estar tranquila caminé un buen trecho, con mi bikini puesto y mi bolso lleno de cremas, toalla grande y dos botellas de cerveza, que para eso soy muy previsora. Pasé al lado de dos muchachos que se quedaron mirando y comentaron algo que no pude oír.
Llegué a un sitio muy tranquilo donde no había nadie y me desnudé y tendí en la arena a tomar el sol, como buena veraneante; al rato vi venir de lejos a los amigos con los que me había cruzado paseando por la orilla, llegaron a mi altura y se sentaron a descansar en la arena a una distancia prudencial de no más de diez metros, justo en el eje de mi verticalidad en dirección a mis pies.
En un principio me sentí incómoda porque miraban, aunque disimuladamente, mi desnudez, pero de repente comencé a pensar en este blog y entre el calor del sol, la brisa marina y el estímulo de los admiradores me fui poniendo caliente.
Yo los miraba, sin que se dieran cuenta, tras mis gafas de sol, y comencé a jugar inocentemente con ellos. En primer lugar me di la vuelta para que me diera el sol en la espalda mientras mantenía las piernas entreabiertas, mostrando mi redondo culo, que astutamente levantaba un poco para que lo vieran bien y así fui cambiando de posturas mientras ya ellos me miraban con cierto descaro, definitivamente los estaba poniendo cachondos perdidos.
Utilicé el mejor recurso que tiene una mujer, el embadurnarme de crema de forma tranquila y recreándome en ciertas partes de mi cuerpo, todo este juego me estaba poniendo a cien, era muy erótico en aquellos momentos.
No tardaron mucho en decirme de lejos que si tenía fuego, un pretexto muy socorrido pero efectivo, les dije que sí y uno de ellos vino hacia mí. A decir verdad que visto de cerca tenía un cacharro muy hermoso en semi-erección. Encendió su cigarro y terminamos presentándonos y así hasta que se sentó a mi lado en mi toalla, al rato llamó al amigo, que no nos quitaba ojo, y formamos el grupito.
Yo aparentaba naturalidad, pese a sus miradas a mis pechos y mi entrepierna afeitada, y fuimos tomando confianza ya que la conversación se fue tornando en bastante fluida.
Eran del pueblo y, como era sábado, habían hecho una escapada a la playa para pasar una mañana agradable y, si he de ser sincera, eran unos chicos fenomenales según los iba conociendo, sanos y tipo machos alfa como yo los llamo, de esos que no hace falta empujarlos para que tomen decisiones.
El sol comenzaba a apretar y saqué las cervezas y nos las empezamos a tomar, yo iba tomando confianza y me relajaba corporalmente mostrando mis encantos de forma coqueta.
Inevitablemente la conversación fue tomando el rumbo natural, cuando tres personas están desnudas, y al principio con cierta cortedad comenzaron a hablar de mis pechos, que si los tenía muy bonitos, para seguir ya afinando más y centrando la conversación, que inevitablemente se centraban en los deseos que me tenían.
Yo les seguía la corriente y me reía, aunque a decir verdad me estaba poniendo empapada, viendo a aquellos dos, que de seguro nunca se habían visto en otro igual, con sus penes tiesos y que, pese a querer disimularlo les resultaba imposible.
Al final, el más atrevido, me pasó el dedo índice por mi muslo mientras me contaba como se había puesto por verme, como si yo estuviera ciega y no viera aquellas erecciones.
La cosa se fue calentando hasta que nuestros cuerpos parecían que hervían. Yo había llegado al punto que deseaba, ver a dos tíos que estaban locos por follarme, pero evidentemente ellos querían más y no estaban dispuestos a irse de aquella playa en aquel estado.
Les dije que podían pasar otras personas y vernos, algo que no me agradaba en absoluto, pero el más listo propuso una solución que parecía aceptable: mientras uno se satisfacía conmigo el otro vigilaba y viceversa. La verdad es que ya en esos momentos se las tenía sobadas y ellos no paraban de tocarme el clítoris, así que el follar ya era irreversible.
Nos pusimos a la faena, uno sentado a nuestros lado, casi tapándonos y haciéndose una paja mientras miraba, y el otro montado sobre mi, yo estaba acostada boca abajo. No se si era por la emoción, la playa o el sol pero los orgasmos me venían unos detrás de otro sin descanso. Al principio me volvía loca el pensar que después lo haría con el otro y cuando estuve con este pensando que era el segundo que me follaba sin descanso.
A mi en concreto la variedad es mi punto flaco, me aburre bastante tener amantes fijos, los prefiero ocasionales.
Cuando terminamos sentía una especie de dolor en mi sexo de tanto hacerlo y a la vez un placer suave en todo mi bajo vientre, en definitiva estuvo maravilloso.
La foto que acompaña este relato me la sacaron ellos con mi cámara.
Como el sol apretaba nos fuimos al pueblo a tomar copas y comer algo, al despedirnos quedamos para la noche, pero ya esto es otra historia a contar y donde pude probar una doble penetración que me dejó maravillada.

jueves, 11 de junio de 2009

Sobre el amor y la primera vez


Siempre fui bastante ‘pava’ para la vida y llegué a mis 19 años virgen, harta de refregarme con los amigos y sin haberlos probado como habían hecho ya todas mis amigas.
A mi pareja actual lo conocí entonces, nuestra historia es como para escribir un libro, me lleva bastantes años y llegó en el momento justo, en ese en el que las mujeres dicen que ya está bien, que quieren dejar de tocarse y que otro lo haga por nosotras, como así fue. Era mayor y eso le daba ventaja sobre mí, tiene mucha personalidad y fantasía para las cosas y es lo suficientemente romántico como para hacer con cualquier hembra lo que le plazca.
Nuestra primera vez, sin estar de acuerdo, parecía algo pactado, fuimos a su casa y tras charlar y besarnos me llevó a su dormitorio. Allí me llevé la sorpresa de ver la cama abierta con unas sábanas azul oscuro y un ramo de claveles rojos sobre la almohada, ante esa tramoya ya no había forma de echarse atrás, así que me dejé enseñar y olvidé las fantasías que en mis masturbaciones me había imaginado, es más, creo que ni siquiera pensaba en esos momentos.
Me lo hizo con tanta delicadeza que he de decir que no sentí realmente ningún dolor, algo con lo que mis amigas me habían atemorizado, es cierto que tampoco llegué al climax, pero para ser la primera vez creo que se mereció un notable alto.
Lo amo con locura y, pese a haber conocido a muchos hombres, ninguno le ha podido hacer sombra de ningún tipo, es inteligente y un magnífico amante, es el que da luz a mi vida y lo amo con locura.Todavía guardo una poesía que me escribió y que me gustaría que me enterraran con ella:

El olvido nos espera en las escaleras
por eso no quiero que te vistas.
Espera, aún no es tarde,
déjame buscar tu calor entre las sábanas
que quiero aprisionarlo contra mi pecho.
Cúbreme de todos tus olores y tus besos
antes que las horas enfríen nuestros cuerpos
y el silencio cubra de yedras nuestra cama.
Déjame sentir el mar de tu cuerpo
como me golpea hasta romperme,
ábreme las puertas de esta muerte
para escalar atado a ti hasta un universo de estrellas.

miércoles, 10 de junio de 2009

Noche de brujas


Soy una buena y obediente ama de casa, mi vida transcurre a diario de una forma monótona y se puede decir que casi aburrida, salgo de compras, me reúno con los amigos, tomo copas y con mi pareja soy atenta y muy amorosa, pero una o dos veces al mes necesito, por una noche, explotar la hembra que llevo dentro, por eso, como en un sueño, visito los clubs liberales y entonces me transformo y doy rienda suelta a la fiera que llevo dentro.
La última vez, el fin de semana pasado, volvimos a ir y la verdad que estaba aquello de los mejores días, había muchas parejas y muchos hombres-lobos sueltos, algo que me encanta.
Nada más llegar percibí esas miradas que te dicen todo y donde se sabe a lo que se va, sin hipocresías. Tomamos una copa en la barra donde se ponen todos, no en la de las parejas, y miré discretamente a los hombres que había en la barra, la verdad es que esa noche el ‘ganado’ estaba, de madia, más que bien.
Me gusta, cuando llego, tomar mi primera copa tranquila, sin prisas y adaptándome al ambiente, recreándome con las miradas porque eso me va excitando. Al rato de estar allí nos vamos a dar un paseo por los pasillos del club, siempre hay quien nos sigue a una distancia discreta, otros los encuentro en el camino, siento como, al cruzarnos, sus manos rozan mis piernas y como algunos, los más osados, me tocan el culo al pasar, yo sigo mi camino como si no me diera cuenta porque en el fondo lo que me excita es sentir que van a por mi, no me gusta ir al encuentro de nadie, el que quiera disfrutar conmigo debe de ganárselo, aunque suelo dar muchas facilidades.
Esa noche estaba dispuesta a pasarlo bomba, así que no puse el listón demasiado alto y volvimos a la barra.
Había un ‘chulito’ de esos de gimnasio que no paraba de mirarme, le sonreí y comenzamos un juego de miradas furtivas, me ponía caliente pensar que acabaría en la cama con el, mientras, casi como un pavo real, el muchacho se exhibía ante mi con sus músculos.
Al rato de estar le dije a mi pareja que ese me interesaba, volvimos a los pasillos y al pasar por su lado le volví a sonreír, era la señal de que desde ese momento estaba la veda abierta. Nos siguió y cuando llevábamos un rato paseando me dijo: ‘Oye, buscáis un chico’. La verdad que fue bastante burdo, no hacía falta preguntarlo, se me notaba bastante. Miré a mi pareja como preguntando, me siento tan segura a su lado que el juego que tenemos me lo hace todo más fácil. Mi pareja contestó que eso era algo que tenía que decidir yo, que era la que mandaba. Nos quedamos en silencio, una situación embarazosa la de esos momentos, al instante, casi, le pregunté como se llamaba y a modo de saludo en las presentaciones nos dimos un beso suave en los labios y ahí se rompió el hielo existente, porque de un roce en los labios pasamos a otro apasionado y de ahí a recorrer las formas del cuerpo del otro.
Entramos en una de las habitaciones, cerramos la puerta y de pie comenzamos a abrazarnos y desnudarnos muy lentamente, se notaba que tenía bastante experiencia con las mujeres, me apretaba, me acariciaba y me hacía sentir su verga durísima en la barriga.
Mi pareja se había tendido en la cama vestido y miraba el espectáculo.
Esas habitaciones suelen tener ventanitas con un cristal y cortinillas por los dos lados, la descorrí porque me excita muchísimo saber que me está mirando, como así era, había al otro lado un tío mirando, seguramente masturbándose a mi costa.
Ya desnudos y hartos de refregar nuestros cuerpos nos tendimos en la cama, la tenía tan rica que no pude resistir el deseo de bajar para besarla, sentía como se estremecía cuando se la chupaba y le daba lametones, algo que hacía que mi sexo hiciera movimientos como dando bocados, se abría y cerraba solo de placer.
Se levantó un momento y del pantalón sacó un preservativo y un bote, de allí se echó en la mano un líquido y me lo pasó por el clítoris y el agujerito, al rato aquello quemaba y daba frío a la vez, me abrí de piernas y dejé que la introdujera totalmente, grité de placer más de la cuenta, sobre todo porque se debió oír en gran parte del local.
Me volví de espaldas y, mientras besaba a mi pareja en la boca, fui sintiendo como me llegaba un placer de esos que se ven venir de lejos y terminé explotando como una perra.
El seguía muy despacio con su labor, moviéndola sabiamente. Me sentía tan bien que le dije que si se iba a correr, me contestó que en el momento que yo quisiera, que el estaba a punto, le di ‘mi permiso’ y disfruté como una loca sintiendo como descargaba todo su semen.
Terminé la faena con mi pareja, salimos y nos despedimos en la misma puerta de la habitación, es lo bueno que tienen estos sitios, no hay que aguantar a las personas más de lo preciso.De repente me he dado cuenta que he escrito más de lo deseado, así que dejo para otro momento el segundo asalto por parte de un tío que me gustó más que mucho y que a la media hora lo tenía encima mía.