jueves, 18 de junio de 2009

Y si Dios era Diosa?


Soy una atea recalcitrante, desde que tengo memoria jamás pude creer en religiones, con el tiempo me di cuenta que los pueblos con creencias profundas son los más intolerantes, los que imponen por la fuerza sus creencias y los ejemplos lo tenemos en la historia, tan llena de asesinatos en el nombre de los dioses.
Como este lugar no es un foro de creencias pues paso de largo sobre el tema y hago otro tipo de reflexión que más tiene que ver con la composición que está a la cabecera de lo que estás leyendo.
Imaginando hipotéticamente que Dios existiera la imagino mujer, ya que somos las hacedoras de vida. Ella creó el universo y, según la Biblia, creó un ser humano a su imagen y semejanza. Que semejanza puede haber entre un ente abstracto y su representación física? Evidentemente son sus cualidades las que se transforman en cuerpo físico. La mujer es protectora, paciente, soporta todo tipo de dolores y en su seno lleva todas las esperanzas de vida.
La Diosa creó a una hembra, pero se dio cuenta que ella no podía hacer todo, necesitaba el complemento que hiciera las tareas rutinarias, la criatura que tuviera la fuerza suficiente como para sustentar todo el entramado del experimento que acababa de hacer. Entonces creó al hombre para que cazara por ella, construyera sus casas para cobijarla del frío y las inclemencias del tiempo y al final la ayudara en la reproducción. Lo dotó de un aparato reproductor simple y no selectivo, en cambio a la mujer la creó con un aparato sexual sumamente complejo, ella, cada mes liberaría un óvulo para ser fecundado, haciéndola estéril cuando no tuviera edad para poder criar al nuevo ser humano; él por el contrario expulsaría millones de espermas en cada relación, de forma que sólo uno pudiera perpetuar la especie, precisamente el más fuerte y el que el óvulo eligiera.
La semejanza del vientre materno con el universo es, a mi punto de vista, impresionante, incluso la gestación es como viajar en una nave espacial por la postura y la ingravidez del feto.
Una mujer puede tener sexo con diez hombres y no quedar satisfecha del todo, un hombre entre diez mujeres sólo consigue hacer el ridículo.
Después llegaron los hombres y escribieron la Biblia a su imagen y semejanza, eso sí, con una sonrisa de complicidad entre las mujeres a sus espaldas.

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