martes, 21 de julio de 2009

Amor entre mujeres



Sólo dos veces en mi vida he tenido relaciones con otra persona de mi mismo sexo, fueron encuentros más próximos al cariño que al deseo carnal, quizá porque no concibo el orgasmo sin la penetración y la agresividad del macho, que no es lo mismo que ser agredida.
La dulzura de ese par de encuentros anudaron más firmemente alianzas y comprensiones entre sensibilidades que no me marcaron de forma especial, fueron experiencias atravesando el espejo, momento agónicos en un país donde nos habrían enterrado vivas si en aquella sociedad, en aquel momento, se hubiera sabido de aquellos encuentros pervertidos.
Curiosamente llegamos a aquel estado de comunión porque estábamos enamoradas del mismo hombre y no queríamos perder nuestra amistad. Aquello fue un encuentro en el que nos buscábamos a nosotras mismas, donde todas nuestras sensibilidades a flor de piel afloraron con el mismo dolor y los mismos sentimientos de nuestras lágrimas que arañaban nuestras caras cuando estábamos solas.
Yo contra otra mujer, explorando todos sus rincones como si fueran los míos, compartiendo la misma soledad, el mismo vacío que nos había dejado el mismo amor, con el miedo de lo prohibido, casi como brujas en un aquelarre, deseando morir enterradas vivas porque, en aquellos momentos, estábamos enamoradas de un tercero.
Después de aquello compartimos otros momentos sexuales, hicimos el amor en grupo con otros cuerpos, nos enamoramos de otras personas pero para nosotras todo había cambiado, las dos sabíamos de nuestro secreto mejor guardado y había veces que nos mirábamos y nos sonreíamos, como si nos estuviéramos mirando en un espejo.

2 comentarios:

  1. MUY DULCE CATARSEX. YO NUNCA LO HE HECHO PERO DICEN QUE HAY UNA SENSIBILIDAD EXTREMA.
    TE HA QUEDADO CHULISIMO EL PUNTERO.
    BESOTES

    ResponderEliminar
  2. Mi querida Medea, si alguna vez lo haces que sea por cariño y no por sexo, hay veces que la frontera entre una cosa y otra se desdibuja tanto que no se sabe donde se está.
    Es cierto, conociendo la sexualidad femenina, que una entrega de igual a igual es como si nuestro cuerpo estuviera sin piel y hasta una mirada nos escuece.
    Nos diferencia de los hombres que una mujer puede tener experiencias homosexuales pero siempre vuelve, salvo excepciones, a tener una sexualidad heterosexual.
    Besos y gracias por leerme.

    ResponderEliminar