domingo, 5 de julio de 2009

Mi primer contacto




Cada vez que escribo en el blog siempre me viene a la memoria como me llamaba un primo mío en mi adolescencia, en realidad no era un primo primero, era un primo segundo que había venido a estudiar a la ciudad y mientras encontraba piso se quedó en casa más de dos meses!
Me llamaba ‘la niña perversa’ y en realidad toda la culpa le tenía él. Desde que desarrollé rápidamente me di cuenta de todo el poder que puede tener una mujer si tiene buen cuerpo, hay mucho tío viejo asqueroso que mira y le dice cosas a las adolescentes, y yo en esa época me sentía bastante acosada, algo que debe de estar castigado con la cárcel.
Mi primo tan sólo me llevaba 3 años y será por la consanguinidad o los rasgos familiares que yo lo veía guapo, me gustaba, y desde el primer momento me di cuenta que era recíproco, algo que me agradaba sobremanera, ya que era la envidia de mis amigas.
Con mis padres trabajando la verdad es que pasábamos mucho tiempo solos y cuando las hormonas comienzan a hervir no es algo aconsejable dejar a dos personas así durante mucho tiempo, eso lo puedo asegurar.
Por una razón o por otra él siempre procuraba llegar cuando estaba sola y como era de la familia no me preocupaba mucho a la hora de estar por casa.
Una tarde que estábamos hablando observé como me miraba las piernas, o más bien todo el cuerpo, y aquello me hizo gracia, así que ‘inocentemente’ fui enseñando, con bastante timidez, un poco más a cada rato, eso me ponía muy nerviosa y a la vez me gustaba, la calentura no se sabe como es hasta que no se llega por primera vez al orgasmo.
De buenas a primeras me preguntó a boca jarro que si yo me masturbaba, aquello me dejó cortada y sin saber que responder, de repente me di cuenta que todo mi poder se acababa de venir abajo. Le contesté que si, sin saber la razón, quizá no deseaba que el supiera que era una pipiola inexperta y le pregunté si el también lo hacía, me contestó que desde luego y como una gilipollas seguí insistiendo sobre como se la hacían los hombres, que nunca lo había visto, y sin cortarse un pelo mi primo se sacó su hermoso cacharro. Al principio me quedé sorprendida porque todas las que había visto eran de niños pequeños y aquella me pareció enorme. Comenzó a menársela lentamente y por primera vez en mi vida sentí como un cosquilleo por mi sexo. Al rato me dijo: ‘anda ven, tócala tú un poco’, le dije que no pero el insistía y me decía que no era malo que así sabría como era.
La verdad que su polla me tenía hipnotizada y tras rogármelo dos o tres veces no pude resistirme a la tentación, así que se la cogí y comencé a moverla como se lo había visto a él, dándomela de mujer experta y que no se cortaba con nada.
El tacto era muy agradable, estaba muy dura, suave y el calor que tenía era más que gratificante, entonces él quiso tocarme y muy digna de dije que no, definitivamente era tonta del bote en aquella época evidentemente.
No pasó mucho tiempo desde que se la había comenzado a tocar cuando comenzó a cambiársele la cara y me dijo en tono imperioso: ‘sigue y no te pares’ y nada más decirlo pegó un chorreón de leche que hasta me asustó. Era raro, aquello me gustaba pese a lo extraño de la situación y me ponía muy excitada.
Esa tarde llamé a mi amiga íntima y se lo conté todo, ella ya sabía de esas cosas porque había tenido novio, y le pedí consejo, entre arrepentida y deseosa de volver a experimentar algo parecido.
Mi amiga me aleccionó en todo, hasta en la forma de cómo debía masturbarme, incluso hasta una clase práctica me dio tocándose delante mía. De repente desperté al sexo y todo mi mundo se convirtió en eso.
Al llegar a casa mi primo, delante de mis padres, me miraba y sonreía y yo avergonzada miraba para otro lado, pensaba que todo el mundo se daría cuenta de lo que había pasado.
Ya en mi cuarto, de noche, comencé a hacer prácticas de las lecciones recibidas y nada más comenzar a tocarme en el clítoris sentí una sensación fantástica, aquello era distinto a todo y estaba muy bien.
De repente oí como alguien abría la puerta de mi habitación y de un salto me di la vuelta y me hice la dormida. Sentí como alguien movía con cuidado mi cama, era mi primo que se estaba acostando a mi lado, seguí haciéndome la dormida y comenzó a tocarme los pechos. Ahora pienso que no hay mujer o ser humano que duerma tan profundamente, pero yo, mientras el corazón se me salía por la boca, me hacía divinamente la muerta. Comencé a sentir su polla como se refregaba por mi culo y como mi sexo respondía a los estímulos, todo un descubrimiento!.
Suavemente me la fue poniendo entre las piernas hasta que la situó justo entre mis labios, aquello me hizo tener el primer orgasmo de mi vida y con el merito que ni rechisté, como si no me hubiera pasado nada.
Siguió refregándola hasta que se corrió y sentí por primera vez la leche caliente como me llenaba la entrepierna. Se levantó con el mismo sigilo de su llegada y se marchó, mientras yo seguía ‘dormida’.
Aquella noche no pegué ojo, aprendí a masturbarme a marchas forzadas y lo hice tantas veces que ahora pienso que me merecí una matrícula de honor.


4 comentarios:

  1. Leer esta historia me hace preguntarme si será real o no, y de serlo qué tipo de relacion mantienes ahora con tu primo.
    En todo caso, sea real o no me ha gustado muchísimo.

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  2. Fantástica historia, muy excitante. Aunque me hace preguntarme si será real o no y en caso de serlo ¿qué clase de relacion tienes ahora con tu primo?.

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  3. como siempre muy excitante, esta vez quizás mas que las anteriores por la inocencia que has transmitido. Me ha encantado. Saludos momificados

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  4. jaja

    qué bueno

    me recuerda a mi iniciación al sexo y los dedos

    super tierno y caliente a la vez

    yo cogía la playboy que escondía mi hermano en su cuarto
    y me hacía hasta 9 dedos seguidas...

    beso primerizo

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